Soy un barco varado en mitad de la nada
en mitad de un espejo nocturno,
de un cielo sin olas
de un mar sin estrellas.
Ya no queda en mi alma ni un solo suspiro
que dé forma a estas velas,
ni una risa que rompa este luto,
ni una lagrima ardiente que horade
la cruel superficie de esta quietud
que no es calma.
Ay timonel ciego, pirata inerme.
En vano aguardas la aurora.
No hay norte, no hay guia, no hay rumbo.
No hay horizontes.
Solo esta niebla asfixiante,
esta negrura lechosa
silente y perversa.